
Esqueletos que Intentan Calentarse (1888)
James Ensor (Ostende, 13 de abril de 1860 - 19 de noviembre de 1949) fue un pintor Belga cuya obra se asocia al expresionismo y surrealismo. En sus cuadros abundan las representaciones de calaveras y máscaras, impactantes imágenes de pesadilla que develan las inquietudes del profundo mundo interior del autor.
Una obra particularmente interesante de Ensor es "Esqueletos que Intentan Calentarse". En esta pintura vemos a un grupo de esqueletos vestidos que se agrupan en torno a una estufa. Los cráneos presentes en la composición nos hacen pensar en la vanitas, género de bodegón en el que siempre se representa a un cráneo junto a objetos como instrumentos musicales, flores y objetos decorativos. Este tipo de obra transmite un mensaje moralizante con relación a la brevedad de la vida y a la vanidad del ser humano, quien acumula bienes, poder y talentos como si pudiese trascender su condición mortal.
Llama la atención que uno de los esqueletos sostenga un violín, pues la música es el arte más efímero: como la vida, existe en el momento y luego cesa.
Si establecemos una relación entre este cuadro y las vanitas, ¿qué podríamos decir? Tenemos entonces un grupo de esqueletos vivientes que, de forma absurda y bizarra, tratan de calentar sus huesos ante una estufa. La muerte está por todas partes, nada menos que ocho cráneos pueden contarse en la escena. Si bien las vanitas nos advierten que moriremos, la absoluta humanidad de las calaveras en esta pintura parece transmitir una advertencia algo diferente: crees que estás vivo, pero en realidad ya has muerto. Tratas de refugiarte de tu miseria de todas las formas posibles, pero ningún fuego será capaz de ahuyentar el frío mortal que llevas dentro.
Las circunstancias concretas que pudieron haber llevado al artista a concebir semejante mensaje las desconozco, pero pienso que esta obra refleja perfectamente ese humor de vacío y decadencia que cala nuestros huesos cuando, en nuestras horas más sombrías, sentimos que la vida es una farsa, que algo ha muerto dentro de nosotros. No sólo no podemos trascender la muerte, sino que la muerte nos trasciende.
Si establecemos una relación entre este cuadro y las vanitas, ¿qué podríamos decir? Tenemos entonces un grupo de esqueletos vivientes que, de forma absurda y bizarra, tratan de calentar sus huesos ante una estufa. La muerte está por todas partes, nada menos que ocho cráneos pueden contarse en la escena. Si bien las vanitas nos advierten que moriremos, la absoluta humanidad de las calaveras en esta pintura parece transmitir una advertencia algo diferente: crees que estás vivo, pero en realidad ya has muerto. Tratas de refugiarte de tu miseria de todas las formas posibles, pero ningún fuego será capaz de ahuyentar el frío mortal que llevas dentro.
Las circunstancias concretas que pudieron haber llevado al artista a concebir semejante mensaje las desconozco, pero pienso que esta obra refleja perfectamente ese humor de vacío y decadencia que cala nuestros huesos cuando, en nuestras horas más sombrías, sentimos que la vida es una farsa, que algo ha muerto dentro de nosotros. No sólo no podemos trascender la muerte, sino que la muerte nos trasciende.
No hay comentarios:
Publicar un comentario