
Vivimos la vida a través de la memoria, pues el presente se escurre muy deprisa y nuestra capacidad de retener información a corto y largo plazo es la única forma de percibir una continuidad temporal.
Memoria es más que ser capaz de evocar algunos momentos de tu infancia y de recordar dónde dejaste las llaves: toda nuestra percepción de la realidad está relacionada de una u otra forma con la memoria. Sin ella, no podríamos guardar ni siquiera información tan básica como la que nos permite establecer una conexión entre un objeto y su uso, o recordar el significado de las palabras –el Alzheimer es una enfermedad que afecta la memoria de esta forma. Sin embargo, es importante notar que la memoria no funciona precisamente como un aparato de grabación que permite captar y proyectar una realidad concreta e indiscutible, sino que más bien corresponde a un proceso subjetivo, es decir, más ligado al mundo interior y emocional de un sujeto que al objeto mismo. Debido a esto, recordamos mejor eventos que nos han impactado emocionalmente que aquellos menos relevantes para nosotros, y nuestra versión de los hechos está sujeta a la interpretación personal que hacemos de los mismos.
Además, nuestra memoria no siempre es fidedigna, no siempre corresponde a la realidad; es posible tener un registro vago y alterado de algunos eventos –como aquellas ocasiones en las que no recuerdas exactamente si fuiste tú o alguien más quien hizo o dijo algo–, o inclusive tener recuerdos falsos, por ejemplo, creados por un proceso de hipnosis. Está de más decir que nuestra memoria retiene un porcentaje más bien reducido de información relacionada con eventos específicos del día a día; olvidamos gran parte de lo que vivimos, especialmente los detalles, aunque seamos capaces de recordar lo que ha ocurrido en su globalidad. El olvido también puede ser producido debido a trastornos como el por estrés postraumático y el de la amnesia.
Otros fenómenos relacionados con la memoria son las premoniciones –‘recuerdos’ de cosas que no han sucedido pero pueden suceder–, Déjà vus –sensación de haber vivido antes algo que se vive en el presente – y la memoria onírica –relación de a la memoria de largo plazo con aquello que vemos en nuestros sueños.